30.12.10

Es hora de hacer balance; el año se termina y es el momento de echar cuentas.
Objetivamente no me puedo quejar. Tengo una hija maravillosa y terminamos el año con trabajo y salud, ¿qué más se puede pedir? NADA.
Sin embargo, nuestra parte egoísta, la que siempre pide más, el diablillo ese que tenemos encima del hombro, me susurra al oído que no es suficiente, que no todo es perfecto, que el balance no ha sido todo lo bueno que debería...
El angelito, me dice a voz en grito, que no le haga caso que tengo muchísimo más que mucha gente que me rodea...
En fin, supongo que al final la vida siempre es un vaso a la mitad. Unas veces medio lleno y otras medio vacío... A mí me gusta verlo medio lleno pero últimamente me cuesta...
Espero que el 2011 me devuelva mi lado positivo...

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